miércoles, 30 de agosto de 2017

De lesbianas y prostitutas

Publicado en El Espectador, Agosto 28 de 2017



Alzate, Heli, Maria Ladi Londono (1984). “Vaginal erotic sensitivity”. Journal of Sex & Marital Therapy, 1521-0715, Volume 10, Issue 1, 1984, Pages 49 – 56. Texto completo del artículo


Alzate, Heli, Maria Ladi Londono (1987). “Subjects' Reactions to a Sexual Experimental Situation”. The Journal of Sex Research, Vol. 23, No. 3. pp. 362-367


Angelowicz, Ami (2012). “A Brief History Of “Boston Marriages””. The FriskySep 12


Diamond, Lisa M. (2004). “Emerging Perspectives on Distinctions Between Romantic Love and Sexual DesireCurrent Directions in Psychological Science, Vol 13 Number 3


Gonzalez, Briana (2015). “10 Stages of Lesbian Bed Death You Probably Recognize”. PrideJulio 23

LN (2015). "The Truth And Myth Of The Lesbian Bed Death". Lesbiannews, Oct 14


Peplau, Letitia Anne and Adam W. Fingerhut (2007). “The Close Relationships of Lesbians and Gay Men”. The Annual Review of Psychology, 58:405–24

Rothenberg Gritz, Jennie (2012) “But Were They Gay? The Mystery of Same-Sex Love in the 19th Century”. The AtlanticSep 7

martes, 22 de agosto de 2017

Masajes y estética femenina

Publicado en El Espectador, Agosto 24 de 2017









Gracias a Laura por el testimonio de Lulú


Preciado, Beatriz (2008). Testo Yonqui. Espasa

martes, 15 de agosto de 2017

Ayuda con veneno

Publicado en El Espectador, Agosto 17 de 2017






Maury, Julie (2016). “La Vie d’une prostituée chinoise à Paris”. Vice, Jan 20



Rubio, Mauricio (2014). "Vigilar y proteger". El Malpensante, Nº 154, Julio

Thouny Laura (2017) “Pénalisation des clients : le blues des prostituées chinoises à Paris”. Nouvel Obs, Jan 12

martes, 8 de agosto de 2017

Sin protección de Clara


Publicado en El Espectador, Agosto 10 de 2017




Es colombiana, vive en el exterior, se acuesta con desconocidos, y le pagan por eso. 


“No lo hago por lucrarme económicamente; es como mi hobby. Como al que le gusta cantar, al que le gusta bailar, es una pasión”. En la cama nunca finge, se lo goza. No dice cuanto gana pero anota que más que muchos gerentes o alguien que, estudiando, “se quema las pestañas cinco o seis años”. 


Se crió en una familia grande y conservadora. Se operó los senos y estuvo tentada a retocarse la cola. Dos incidentes triviales de su adolescencia definieron su vocación: encontrar una revista erótica en su casa y una discusión con  sus hermanas, que la llamaban patito feo, y le aseguraron que jamás llegaría lejos con su cuerpo. Sin confesarle a nadie su sueño empezó a modelar en vestido de baño a escondidas, y alcanzó a ser chica Aguila en dos ocasiones antes de emigrar. 


Su esposo la apoya y ha sido esencial para no avergonzarse de su trabajo. “Me costó hacerlo porque de verdad lo pensé muchísimos años. Pero después de que tomé la decisión me sentí completamente segura. Jamás me arrepentí, ni me siento avergonzada, ni me siento mal, ni me siento incómoda para nada”. En el gimnasio, ataviada en body, con mirada lánguida y coqueto acento paisa anota que “el sexo sí es divertido, es algo que no debe tomarse con tanta seriedad tampoco, se debe tomar con responsabilidad, pero que sea un acto entretenido, divertido”. 


Estas frescas reflexiones son de Esperanza Gómez, la famosa actriz porno que nunca utilizó apodo, porque “no tiene nada que esconder, ni de qué avergonzarse”. Cuando visita a su familia, la reconocen en la calle y le piden autógrafos que hacen sentir verdaderamente orgullosa a su madre.  La normalización de su oficio y su estrellato le alcanzaron para aparecer en #HolaSoyDanny después de Antanas Mockus hablando de paz.  


La primera película de cine rojo en el país -acerca de una huérfana violada reiteradamente por su padre alcoholizado- fue protagonizada por Nelly Moreno, quien sería luego Representante a la Cámara por Bogotá. Después surgiría Gina Carrera, verdadera pornstar colombiana, “rubia, delgada y con pechos virginales, que grabó 197 películas en Estados Unidos”. Adicta al bazuco, terminaría su carrera “vendiendo su cuerpo a dos pesos en las calles nocturnas de Bucaramanga”.


Desde los años ochenta se desarrolló en Medellín una industria de cine porno que se fue transformando en una modalidad “más discreta y personalizada” conocida como webcamers. Alicia Cano, joven diseñadora egresada de una universidad privada de Medellín, ejerce su oficio sin problema. De hecho, tanto la familia como los amigos están enterados. "Yo empecé a modelar porque necesitaba plata. Mi idea es ahorrar hasta alcanzar la independencia económica", aclara. Se estima que en el país unas 30 mil personas se dedican al cine para adultos. 


La frontera entre el oficio de actriz porno y el sexo venal es no sólo tenue sino arbitraria. Según la Real Academia de la Lengua, prostitución es la “actividad de quien mantiene relaciones sexuales con otras personas a cambio de dinero”. Resulta insólito que una pequeña diferencia en el flujo del dinero –pago directo de un cliente versus remuneración a través de distribuidores y productores- logre semejante abismo en cuanto a la aceptación social de dos actividades tan similares. Después de su cuarto de hora mediático, Dania Londoño, la prepago del escolta de Barack Obama, se quejaba de que “no tengo cara para volver a vivir en Colombia”; el revés de Esperanza.


El discurso de trabajadoras sexuales organizadas como Fidelia Suárez es una variante de estrato bajo del de Esperanza Gómez o Alicia Cano, incluyendo el asunto crítico de la elección personal, el control sobre sus cuerpos y el deseo de ponerlos a producir dinero. Para su lamentable propuesta de ilegalizar la compra de servicios sexuales, Clara Rojas no ha tenido en cuenta nada de lo que afirman sobre ellas y su oficio. La congresista está tan poco segura de su propuesta que empezó a afirmar que reducirá los feminicidios, sin siquiera separar de manera tajante la participación de menores de edad en la actividad. Disuadir la prostitución voluntaria adolescente es el verdadero desafío: si toda fuera inducida por traficantes sería un escenario más simple de manejar.


El debate sobre un mercado del sexo tan  peculiar como el colombiano, configurado por grandes desequilibrios demográficos, La Violencia, el narcotráfico y el conficto armado, que exige regulación racional, imaginativa y pragmática, no necesita dramatismo ni importación de recetas ajenas a la realidad local. Seguir la cartilla de la industria internacional del rescate, una de cuyas finalidades es reforzar los controles a la inmigración ilegal en Europa, sería un error garrafal que agravaría cualquier problema existente.  



Firmiano, Diego (2017). “Cine porno en Colombia”.Tras la Cola de la Rata, Mayo 23

La Pecera (2017). Preguntas a Fidelia Suárez. El Tiempo, Jul 14

Orozco Tascón, Cecilia (2013) “Dania Londoño: No tengo cara para volver a vivir en Colombia”: El EspectadorEne 5

Pulzo (2016). “Daniel Samper logró el ‘sueño’ de muchos: grabó escena con Esperanza Gómez”. Pulzo, Sep 5


Valderrama, Juan Pablo (2012). “El porno por 'webcam' está floreciendo en Medellín”. El TiempoFebr 17

martes, 1 de agosto de 2017

Las trans y los trans

Publicado en El Espectador, Agosto 3 de 2017





Carolina Sanín alborotó el avispero trans. La regañaron, insultaron y acusaron de incitar a la violencia por decir un par de verdades. 


Sexualmente, las mujeres trans parecen hombres simplemente porque nacieron así, sin  poder ser madres. “No es que tengamos que vender sexo. Levantarse a alguien en la calle es una actividad social importante para nosotras. Y, por supuesto, tenemos una líbido super cargada”. Lo dice Nancy, una waria o trans de Yakarta entrevistada por Elizabeth Pisani. “No es tanto cuestión de dinero como de orgasmos”, continúa, “no nos digamos mentiras, somos humanas y tenemos que tirar” .


En las sociedades con tradición de hombres que se transforman en mujeres –kathoey en Tailandia, hijras en India o muxes en Tehuantepec, México – ha sido común su intensa actividad sexual desde jóvenes, a veces entrenadas por madrinas. Aunque la prostitución de travestis -su denominación anterior- es antiquísima y universal, esa hipersexualidad no siempre ha sido comercial. Enrique III de Francia (1551-1589) y su corte de mignons, frecuentemente ataviados como féminas, eran criticados tanto por su facha como por su desenfreno sexual. 


La promiscuidad y el sexo venal no son características invariables de la población trans. Transvestites, obra publicada hace siglo y medio por Magnus Hirschfeld, habla de motivación erótica pero menciona a Johanna, nacida en el imperio Austro-húngaro. Siempre quiso ser una niña y en cuanto podía se ponía los vestidos de su hermana mayor. Se fue a Suiza haciéndose pasar por mujer y trabajó cuidando niños. Creció fuerte, bonita, y tenía pretendientes. A los 16 años un hombre trató de violarla, ella se resistió y el agresor regó el rumor de que era hermafrodita. Tuvo que huir a Francia. Después se embarcó para los EE.UU. y tras varias peripecias llegó a California. Ya madura contaba que “mi habitación está decorada con detalles femeninos y los hombres rara vez entran a mi casa porque no hago muchas migas con ellos. Me satisface más la conversación con mujeres y me dan envidia las que son educadas”. Michael Bailey, psicólogo de San Francisco especialista en transgenerismo de hombre a mujer, y tal vez el principal conocedor mundial de esa minoría, con años de entrevistas y observación rigurosa, considera insuficiente la teoría de género basada en la identidad y destaca la importancia del sexo. Resume así su propuesta de clasificación de las trans: “quienes aman a los hombres se vuelven mujeres para atraerlos, quienes aman a las mujeres se convierten en lo que aman”.


En la discreta orilla de los trans nacidos mujer, también ha sido común que adopten la imagen y maneras del nuevo género pero conserven su sexualidad original. Juana de Arco fue quemada virgen sin renunciar a su identidad masculina y los campesinos la veneraron como una santa. Casi veinticinco hombres nacidos mujeres fueron canonizados por la Iglesia, y según la leyenda uno, Juana, fue pontífice en el siglo IX, pero no se conoce ninguna trans santificada. Hasta hace un siglo en Albania para que una mujer pudiera vestirse como hombre, llevar armas y desempeñar actividades varoniles, debía jurar ante doce testigos que permanecería virgen toda la vida, un requisito inconcebible en el otro sentido.


En Colombia son comunes las historias de mujeres trans que asumen la apariencia y los comportamientos femeninos, pero exhiben una sexualidad desbordante, opuesta a la que supuestamente impondría la cultura patriarcal en su nuevo rol. En proporción desconocida pero no despreciable, venden servicios sexuales. De hombres trans existen menos testimonios y sobre su sexualidad se sabe poco, pero toda la información disponible indica que difiere sustancialmente de la masculina.


En Transgender History, Susan Stryker anota que “es más fácil para una mujer madura aparecer como hombre joven que para un hombre pasar por mujer sin hormonas ni cirugía”. También señala que uno de los mayores detonantes de la discriminación es la percepción de un transgenerismo percibido artificial y forzado, especialmente por la voz. Así, “las mujeres trans han sido demasiado afectadas por la negación de empleo y vivienda y por ataques violentos contra ellas y han tenido mayor necesidad de emprender acciones políticas y de auto defensa” mientras que, en el otro extremo, “los hombres trans con frecuencia viven sin hacer parte de una comunidad transgénero”.


Si para algo tan supuestamente cultural y determinado por decisiones personales como la sexualidad el transgenerismo no se ha desprendido de la biología, para cuestiones anatómicas y fisiológicas la dependencia es aún mayor. En cualquier especie mamífera, la gestación es prerrogativa de las hembras, en forma independiente de cómo se vean, de lo que piensen o sientan, o de tratamientos hormonales. Si una persona lleva un feto en su vientre es porque es mujer. Por recordar esa perogrullada matonearon en las redes sociales a Carolina Sanín.



Crawford, Katherine (2003). “The Politics of Promiscuity: Masculinity and Heroic Represetation at the Court of Henry IV”. French Historical Studies, Vol 26, No 2

Dreger, Alice (2015). Galileo's Middle Finger. Heretics, Activists and the Search for Justice in Science. New York: Penguin Press 

Hirschfeld, Magnus (1868, 1991). Transvestites. The Drive to Cross-Dress. Prometheus Books

Mati González, Andrea Gil &  Nikki Dupuis (2017). “Tres feministas le responden a Carolina Sanín”. Sentiido, Jul 12


Pisani, Elizabeth (2008). The Wisdom of Whores. Bureaucrats, Brothels and the Business of AIDS. London: Granta Publications

Rubio, Mauricio (2014). "El misterioso encanto de las trans". El Malpensante Nº 156, Septiembre

Sanín Carolina (2017). “El mundo sin mujeres”. Vice, Junio 30



Stryker, Susan (2008). Transgender History. Seal Press

Vargas-Cooper, Natasha (2017) “Womanhood Redefined. A feminist’s take on the transgender controversy”. The American ConservativeFeb 13