domingo, 23 de julio de 2017

Violadores reales y ficticios

Publicado en El Espectador, Julio 27 de 2017









Anizon Emmanuelle (2016) “Affaire Flavie Flament : d'autres femmes accusent David Hamilton de viol”. Nouvel ObsNov 17

BFMTV (2017) "Après le scandale David Hamilton, un photographe de mode accusé de viol". BFMTV Sept à HuitAbr 16


Galeano, Julio César (2017). “La mujer del animal: una terapia intensiva contra el feminicidio”. Razón PúblicaAbr 16

Lecuona, Laura (2017). "Feminismo pop, a tus zapatos". Hufftington Post, Julio 18

Luyssen, Johanna (2016) “Affaire Flavie Flament : combien de David Hamilton ?”. LibérationNov 18



Malagón Llano, Sara (2017). “La violencia y el discurso: el episodio de Daniel Samper Ospina”. ArcadiaJulio 19

Montclos, Violaine de (2016) “Hamilton : "Vous avez eu les calendriers. Moi, j'ai eu les filles...". Le Point, Nov 19

Ruiz-Navarro, Catalina (sf). "Una mujer prueba seis condones". SoHo 

Semana (2017). "Comunicado de la revista SOHO". Julio 17

martes, 18 de julio de 2017

Juan Carlos Coolidge

Publicado en El Espectador, Julio 20 de 2017
Columna después de los memes




Que el anterior Rey de España haya tenido varios miles de amantes encaja en una tradición que desafía las ideas feministas sobre la sexualidad.

Casualmente, la víspera de leer la noticia estuve argumentando en una sobremesa que la promiscuidad masculina era más natural que la femenina y, además, que reconocerlo no equivalía a justificarla. Por el contrario, aclaré, soy acérrimo defensor de la monogamia: sin ese arreglo, de pronto, no tendría prole, o no habría nacido. En la misma charla mencioné la anécdota de un mandatario norteamericano que ilustra esa preferencia congénita de los machos por la diversidad, que corroboran personajes como John F Kennedy o Bill Clinton, y tan ajena a Jackie, o Hillary.

Lo que sigue es el refrito de un escrito de hace años en la Silla Vacía que es útil para rebatir idealismos como la teoría de género. Cuentan que en una visita del presidente Calvin Coolidge y su esposa Grace a una granja avícola ella quedó sorprendida con un gallo que no paraba de copular. Discretamente le preguntó al anfitrión:
- ¿Ese gallo hace eso todo el día?
- Sí,  Sra Coolidge
- ¿Todos los días?
- Así es
- Por favor, cuéntele eso a mi esposo
El granjero se acercó a Coolidge para transmitirle el mensaje y este reviró:
- ¿Y el gallo lo hace siempre con la misma gallina?
- No, Presidente, siempre es con una distinta
- Por favor, cuéntele eso a  mi esposa

De esta anécdota salió el nombre, efecto Coolidge, para la capacidad de los machos de muchas especies de multiplicar su potencia sexual, de renovar sus energías siempre que la siguiente faena sea con una hembra distinta. Los ratones han sido los afortunados elegidos para estudiar en el laboratorio esta fuerte vocación por la variedad. Se ha encontrado que si al reponer sus energías para otra cópula con la misma rata necesitan un tiempo significativo y creciente, al cambiarle las hembras la recarga de energía sexual es casi inmediata. La explicación más aceptada para este comportamiento es la búsqueda instintiva de diversidad genética en la descendencia.

Cualquier mujer interesada por la sexualidad masculina –la real, no la utópica- debería saber de Coolidge. Será más vigilante, pero ahorrará resentimiento, inocuos “yo nunca haría eso”, desacertados "¿es que ya no me quieres?" e infructuosas cacerías de brujas. Si la incomoda pensar que anda con un animal, puede leer historias de sultanes, tiranos, magnates o mafiosos que mostraron el efecto y representan bien a quienes compartimos esas inclinaciones pero nos faltan recursos y poder para realizarlas. A lo largo de la historia, déspotas, multimillonarios, políticos corruptos, intelectuales o artistas famosos han revelado su preferencia por un amplio surtido de mujeres. Cuando saltan las restricciones, o falla el autocontrol -reacciones usuales ante la acumulación de poder o prestigio- asoma Coolidge.

Varias peculiaridades de la sexualidad masculina -sexo con desconocidas o prepagos, alta infidelidad, afición al porno- se explican con este efecto, que rara vez aparece en versión femenina. Los narcos no inventaron la promiscuidad, ni trajeron a Coolidge al país. Simplemente se sumaron, con los hacendados que ejercían el derecho de pernada, algunos políticos y cacaos discretamente mujeriegos, al club de quienes hicieron efectiva esa vocación latente, ese afán obsesivo por tener muchas, muchas mujeres, en paralelo o en serie, como Juan Carlos.

Muy pocos lo logran, pero todos los machos, desde los ratones, quisiéramos nuestro propio harem. Por eso es desatinado e injusto que después de renunciar a buscarlo, de conformarnos con la menos excitante monogamia, dejando la diversidad para los sueños, los chistes, las revistas o internet, se nos acuse de haber instaurado el matrimonio para someter mujeres. Los esponsales se instituyeron para apaciguar la manía por rotar parejas, evitar el consecuente desorden, y para que los machos alfa no monopolizaran a las féminas, cual toros reproductores. También resulta irónico que quienes dominaron la tecnología para desarmar a Coolidge, tanto que se les fue la mano con ellos mismos, sean repudiados sin reconocer su aporte a la civilización de los poderosos.

Señalar que el efecto Coolidge es natural e instintivo, que fue adaptativo para ancestros lejanos, no implica sugerir que sea algo positivo, inmodificable y homogéneo entre varones. Se puede hacer un paralelo con un campo menos politizado: la capacidad de acumular grasas en el cuerpo, que en épocas remotas pudo garantizar la supervivencia de quienes tenían ese rasgo congénito, es la actual tendencia a la obesidad que aqueja como afección, con distinta  severidad, a millones de personas. Si se quieren controlar esas características innatas convertidas en dolencias, lo sensato es entender cómo funcionan. Es sensato reconocer que somos una especie animal más, y tomar en serio a Darwin: solo así entenderemos a Su Majestad, y algunos conflictos domésticos.


REFERENCIAS

Rubio, Mauricio (2011). "Los machos promiscuos y el presidente gringo". La Silla Vacía,  Dic 13

Semana (2017). "Juan Carlos I de España habría tenido más de 5.000 amantes"  Semana.com, Julio 12

YBOP (2011) "Without the Coolidge Effect there would be no Internet porn". Your Brain on Porn, August 8

Wilson, Glen (1982). The Coolidge Effect. An Evolutionary Account of Human Sexuality. New York: William Morrow & Co


martes, 4 de julio de 2017

Simone Veil, mujer excepcional

Publicado en El Espectador, Julio 6 de 2017


El legado de esta gran pensadora y política excede con creces sus aportes al feminismo. La militancia doctrinaria debería aprender de un espíritu tan libre y poco gregario.


Descubrí a Simone Veil estudiando el aborto. Su célebre discurso ante el parlamento francés en 1974, con el que logró la legalización, le bastaría para un lugar destacado en la historia del feminismo. En una Asamblea con 9 mujeres y 481 hombres ganó un pulso de tres días con sus noches contra machos y antisemitas insultándola. Siendo un verdadero hito, ella no entendía su fama por ese logro: “pienso que la ley Neuwirth que autorizó la píldora es mucho más importante”. Criticó el sistema de excepciones, que aquí se confunde con despenalización; mientras nuestra jurisprudencia sigue siendo prohibicionista, reaccionaria y paternal, para ella lo fundamental era la decisión libre de las mujeres. Y convenció.





En estos días, he quedado asombrado por esa mujer brillante, “siempre de pie”, multifacética, comprometida, contestataria, compleja, temperamental e imposible de encasillar; por la mezcla de independencia, rigor, principios verticales y espiíritu crítico: “mi primer reflejo es decir no, oponerme. No para contrariar sino para forzar que se exploren otras vías”. En una época en la que dogmas, doctrinas, etiquetas y trinos contaminaron la política; cuando proselitistas y activistas acorralan el debate y la reflexión, desprecian la evidencia, ignoran prioridades y hasta pisotean la ciencia y el sentido común, hará falta una “gigante de la causa de las mujeres, cuya estatura hace ver ridículas a muchas enanas del feminismo a nuestro alrededor”. La historiadora Annette Wieviorka recuerda que “su principal temor era la relativización, exactamente lo que ocurre hoy”. 


Impresiona el desapego a la cartilla feminista que mostró al participar en una manifestación contra del matrimonio igualitario. 



Semejante herejía ha incomodado. Varios medios franceses reportaron que ella simplemente salió a “saludar manifestantes”; una periodista de Le Monde la disculpó anotando con displicencia que sí fue feminista, pero también “una mujer de su época”. El descache desnuda lo que las doctrinas dan por descontado: que las soluciones a un variado abanico de conflictos sociales y políticos complejos deben seguir un guión progresista uniforme, ya escrito y predecible, ineludible, dictado por las militancias. La incorrección de Simone Veil destaca lo obvio: se puede ser feminista sin apoyar la agenda gay, varonil y ajena, cuando no contraria, a las prioridades de las mujeres. 


No están claras las razones para ese rechazo; algunos señalan que la preocupaba la adopción homosexual. También cabe una conjetura. En el tope de la epidemia de sida, ella fue voluntaria en el hospital parisino de Broussais a donde llegaban muchos afectados por la enfermedad; queda así descartado el comodín de la homofobia. Es factible que tomara conciencia de que la lucha por el matrimonio homosexual surgió vinculada al sida, como anotó el periodista gay Jesse Dorris. Su oposición reflejaría un desacuerdo con la militancia actual -de consignas ligeras, desfiles e imagen, no de argumentos- por haber opacado y deformado el debate. Su mensaje podría ser tan simple como “aún no me convencen”.





A Simone Veil la marcó definitivamente que a los 16 años la deportaran a un campo de concentración en Alemania. Décadas después calificó de “totalmente inexacto” el análisis de Hannah Arendt sobre el nazismo. Rechazó el “masoquismo intelectual” sobre la banalidad del mal. “Demasiado cómodo. Decir que todo el mundo es culpable equivale a decir que nadie lo es”. También criticó duramente al Estado francés: “si los deportados no hablamos es porque no quisieron escucharnos”. 


"No soy activista de corazón, pero me siento feminista, muy solidaria con las mujeres que sea. Estoy más segura entre mujeres, puede que esto se deba a la deportación. Allí la ayuda entre mujeres era desinteresada, generosa. La de los hombres no. Y la resistencia del llamado sexo débil también era mayor". Bien lejos de las recalcitrantes que desprecian la belleza por convertir mujeres en objetos sexuales, Simone Veil no tuvo reparo en reconocer, con realismo y mucha seguridad, que se salvó de la cremación por ser bonita. "Estuve protegida por una mujer que me dijo "eres demasiado bella para morir aquí" y me mandó a otro campo con un régimen menos duro". Cual diva, con desparpajo, atribuyó ese golpe de suerte a un gesto de coquetería: “rociarse el pelo y el cuerpo con un perfume de Lanvin antes de quedarse desnuda en las duchas de Auschwitz”. Su redentora fue Stenia, prostituta polaca, “gritona, andrógina, cruel”, que fungía de guardiana de las prisioneras. Ojalá alguna buena novelista o guionista rescate y explore a fondo esta escena que el idealismo querrá sepultar. “Soy una optimista, pero no albergo ilusiones. De esa terrible experiencia guardé la convicción de que algunos seres humanos son capaces de lo mejor y de lo peor”.


REFERENCIAS


Amón, Ruben (2017). ¿Por qué ella?. El PaísJun 30

Chemin, Anne (2017) “Simone Veil était une féministe, mais aussi une femme de son temps”. Le MondeJuin 30


Cochet, Amélie (2017). “Simone Veil avait mani­festé aux côtés de la Manif pour tous”. Gala30 Juin

Cojean, Annick (2007) “Simone Veil : mémoire vive”. Le Monde, Nov 20

Favereau, Éric (2017). "Simone Veil une vie debout". Libération, Juin 30



FC (2017). Simone Veil sur la Shoah : "Nous n'avons pas parlé parce qu'on n'a pas voulu nous écouter”. France Culture30 Juin

Rosenzweig, Luc (2017). “Simone Veil en route vers le Panthéon. Mort d’une icône”. Causeur, 30 Juin

Rubio, Mauricio (2015). “La locura del debate sobre el aborto”. El Espectador, Sep 16

______________(2017) “¿Fuiste tú quien lo contagió?”, El EspectadorJun 21

Schwartzbrod, Alexandra (2017) “Annette Wieviorka : «Ce que Simone Veil craignait le plus, c’était la relativisation»”. Libération, 30 Juin


Veil, Simone (1974). Discurso ante la Asamblea, 26 de Noviembre de 1974. Versión completa en Español


Weill, Nicolas (2012). “La "banalité du mal", nouvel examen critique”, Le Monde des Livres,  Juin 28

sábado, 1 de julio de 2017

Monogamia y democracia

Publicado en El Espectador, Julio 6 de 2017







Betzig, Laura (2008). Despotism and Differential Reproduction. A Darwinian View of History. London. Aldine Transaction


Busnot, Dominique (1714, 2002). Histoire du règne de Moulay Ismaïl. Paris: Poche

Campillo Vélez, Beatriz Eugenia (2017). “El falso matrimonio de tres hombres”. Minuto30.com, Jun 14

EE (2008). Encuesta “Cómo viven los colombianos su sexualidad”. Caracol Radio, El Espectador, y Canal Caracol. Detalles

EE (2017). “Revitalizar las familias”. Editorial, El Espectador, Jun 16

Gracia, María Clara (2017) “¿Matrimonio de tres o marrulla patrimonial?”, Las2orillas, Jun 14


Ortiz Fonnegra, María Isabel (2017). “Manuel, Víctor y Alejandro, el primer matrimonio de tres en Colombia”. El Tiempo, Jun 12


Ortiz, Trilce (2017). “Romance poliamor: cuando muchos no son tantos”. Schock, Jun 29

Ruiz-Navarro, Catalina (2017) “Felices los cuatro”, El EspectadorJun 14