martes, 28 de junio de 2016

Give peace a chance

Publicado en El Espectador, Junio 30 de 2016
Texto después de las gráficas


Two, one two three four
Ev'rybody's talking about
Bagism, Shagism, Dragism, Madism, Ragism, Tagism
This-ism, that-ism, is-m, is-m, is-m.
All we are saying is give peace a chance
All we are saying is give peace a chance
C'mon
Ev'rybody's talking about Ministers,
Sinisters, Banisters and canisters
Bishops and Fishops and Rabbis and Pop eyes,
And bye bye, bye byes.

All we are saying is give peace a chance
All we are saying is give peace a chance

Let me tell you now
Ev'rybody's talking about
Revolution, evolution, masturbation,
Flagellation, regulation, integrations,
Meditations, United Nations,
Congratulations.

Ev'rybody's talking about
John and Yoko, Timmy Leary, Rosemary,
Tommy Smothers, Bobby Dylan, Tommy Cooper,
Derek Taylor, Norman Mailer,
Alan Ginsberg, Hare Krishna,
Hare, Hare Krishna


En Colombia nunca sobra Perogrullo





"Farc sostienen que si pierden el plebiscito no volverán a la guerra"


Con algunas excepciones, las reacciones al anuncio de desarme fueron decepcionantes. Mejor celebrar cantando con John Lennon.

Abundaron lugares comunes, adulación, melodrama, mala sociología, pero fueron escasas las manifestaciones de entusiasmo genuino para contagiar a la oposición sin reproches. El festejo adoleció de la tirria que le endilgan a la derecha. Me desconcertaron los pomposos llamados para “unirnos a la labor de reconstrucción física, moral y estructural del tejido social” o a asumir “las tareas y cargas pesadísimas que este gran éxito pone sobre nuestras espaldas” sin relación con la naturaleza técnica y militar del acuerdo. En lugar de invitaciones concretas -a pagar impuestos, dejar de sobornar o denunciar delincuentes- hubo invocaciones oportunistas e inconducentes de quienes seguirán con sus rutinas.

Aprecié unas declaraciones simples e irrebatibles de Juan Carlos Henao, rector del Externado. “Yo quiero decirle a la audiencia algo que me parece importante, démole la oportunidad a la paz. Es que yo creo que es obvio, es mejor estar en paz que en guerra”. Al rato caí en cuenta de que esa exhortación la había acuñado un inmortal. Casi mando un mensaje a rectoría -“pilas con los derechos de autor, esa frase es de John Lennon”- pero colgué en Facebook el clásico que repite hasta el cansancio, con pegajoso sonsonete, “all we are saying, is give peace a chance”. Para sumar escépticos al alborozo, el enganche debe ser así de escueto, emotivo y rítmico, sin complicaciones ni arandelas. Sirve para una serenata a Uribe, cuyo discurso “La palabra paz queda herida” fue tan desconcertante como revelador: el antiguo halcón luce agobiado, aburrido. Ni mencionó lo que hará si logra sabotear la refrendación. Imposible ver en esa tristeza y resentimiento una amenaza real para la paz.

Luego del descache presidencial sobre unas FARC “preparadas para la guerra urbana", Actualidad Panamericana tituló que “Uribe deja publicidad contra el plebiscito en manos de Santos”. Ahora, la propaganda por el Sí podría quedar en manos de Uribe, que no es el único confundido. Unas columnas de opinión mezclaron ligera y abusivamente los acuerdos, que atañen a las FARC, con un reproche a la Fiscalía por detener a un dirigente del ELN. Días antes, El Tiempo lamentó en su editorial que “la paz se ha politizado”, como si fuera un desafío personal, una competencia deportiva, o un certamen empresarial. Insisto: preferible el coro con Lennon a la colombianísima discusión que ni siquiera tomó en serio un plebiscito que a pocos preocupa y parece un trámite burocrático animado por dos barras bravas, dos discursos irreconciliables, dos monólogos sin intercambio de ideas, sin debate político.

¿Qué ocurrirá si gana el No? Según Henao, “lo peor que puede pasar es que no funcionó. Pues listo, volvemos a lo que estamos”. Lo novedoso es que el statu quo ya es sin guerra con las FARC. El infierno quedó atrás, y nadie busca revivirlo, como acaba de anunciar la misma guerrilla. Fuera del deterioro en el refugio venezolano, sin querer queriendo, con el ritmo fariano y la manigua habanera la situación cambió en varias dimensiones. Uno, el detallado plan de desmovilización y desarme acordado entre militares. Dos, comandantes disfrutando el trópico, muy majos vestidos de civil, fungiendo de constitucionalistas, atendidos por sus compañeras, y obsesionados por su imagen internacional. Tres, combatientes de veraneo, despreocupados, sin bombardeos ni infiltrados, charlando con periodistas casi como atracciones turísticas. Cuatro, el país resignado a unas negociaciones secretas y tan prolongadas como un aguacero en Macondo que empantanó asperezas y combates, reduciendo los muertos. Cinco, unos acuerdos complicados y engorrosos sobre temas varios, que pocos conocen y casi nadie entiende.

El postulado de profundas reformas sociales como requisito imprescindible para entregar armas quedó en entredicho: bastaba plasmar las intenciones en papel. La oposición anotará que al renunciar a la guerra, aún con plebiscito en contra, las FARC muestran que los diálogos fueron inútiles: se podían haber limitado a la desmovilización y al desarme. No comparto esa impresión. Era una tarea tan necesaria como la persecución implacable antes de las negociaciones, que permitió iniciarlas y mantenerlas. Reconocer esa realidad, en lugar de considerarla violencia gratuita, contribuiría a la reconciliación con el uribismo. Es increíble que haya gente dispuesta a perdonar a las FARC pero no al gobierno anterior, cuyo ministro de guerra fue Juan Manuel Santos, alfil de la operación jaque y del bombardeo que abatió a Raúl Reyes en el Ecuador.  

La paciencia del equipo negociador demostró las ventajas de dorar la píldora para ablandar guerreros, aunque aún les falte remordimiento y compasión hacia sus víctimas. Con garrote y zanahoria, ambos esenciales, los rudos comandantes quedaron listos para la política sin armas. No hace falta manzanilla: hay suficiente ron, para cantar con Lennon.


miércoles, 22 de junio de 2016

Una despenalización realista

Publicado en El Espectador, Junio 23 de 2016




Carolina Sabino hizo evidente que el único acuerdo posible entre los bandos irreconciliables ante el aborto es eliminar la amenaza de cárcel. 


Así ocurrió en Portugal, país religioso, donde se aprobó la despenalización por referendo, derogando una legislación represiva. Vigente desde 1984, la ley se basaba en el sistema de excepciones, similar al colombiano y al español hasta 2010, pero aplicado de manera estricta, con certificados médicos severos y sin flexibilizar la causal de salud mental, como se hizo en España y algunas activistas proponen para Colombia.


A principios de 2002, en Maia, 43 personas fueron judicializadas por aborto. Sólo dos mujeres confesaron: una, madre soltera y desempleada, recibió una pena de cuatro meses y para la otra el caso prescribió. Dos años después, en Aveiro, hubo un proceso contra siete mujeres y sus “cómplices”, todos de escasos recursos económicos. Fueron absueltos, pero en segunda instancia tres de ellas resultaron condenadas.


El juicio de Aveiro encendió el debate. Una solicitud con 121 mil firmas fue presentada al Parlamento para convocar un referendo a favor del sistema de plazos, que permite a la mujer decidir dentro de un límite de tiempo. Por primera vez, miembros del partido conservador aceptaron suavizar la ley vigente. El obispo de Oporto declaró que criminalizar el aborto no era una solución. Los sondeos indicaban que cerca del 80% de la gente apoyaba la despenalización. En Colombia, tras el incidente Sabino, la proporción debió ser similar, pero nadie se interesó en medirla, ni usarla como herramienta política.


En 2005, con la victoria socialista, el primer ministro Jose Socrates prometió someter a referendo el sistema de plazos. El parlamento aprobó la decisión. El veredicto de segunda instancia del proceso de Alveiro fue crucial en la discusión. Los sectores pro aborto (comunistas, sindicatos, feministas) le pidieron al parlamento legislar sin someterse al escrutinio popular. En Febrero de 2007, con 60% de los votos, los portugueses aprobaron por referendo la despenalización. El parlamento no estaba obligado a legislar, pero lo hizo y ratificó la voluntad popular. El Tribunal Constitucional confirmó la decisión y la ley entró en vigor en Julio del mismo año. 


La pregunta del referendo portugués fue simple: “¿está de acuerdo con la despenalización de la interrupción voluntaria del embarazo, si se realiza, por opción de la mujer, en las diez primeras semanas, en una instalación sanitaria legalmente autorizada?". Después de un debate político centrado en el absurdo de perseguir judicialmente, y amenazar con cárcel, a las mujeres que abortan, apoyar algo así requiere simplemente realismo y compasión. 


Para ganar un referendo sobre algo tan controvertido es indispensable centrarse en lo que genera acuerdo, no en lo que divide. Aporta poco repetir que abortar es un derecho fundamental, ignorar varias semanas del nasciturus, insistir que es parte desechable del cuerpo femenino o especular sobre el momento que empieza la vida. En esos asuntos jamás habrá acuerdo. Las discusiones encarnizadas o afirmaciones irresponsables como “yo también defiendo la vida, pero no cualquier vida”, agravan la polarización y el rechazo. Tampoco ayuda inflar la incidencia, desconocer la realidad del aborto farmacológico casero -que debilita el argumento de salud pública- o proponer un plazo de 24 semanas, atípico en el mundo. Las colombianas judicializadas por aborto deberían jugar el papel central en la lucha por despenalizar. Es en esas historias donde cualquiera, sin discusiones bizantinas, capta la injusticia de la criminalización. 


Nunca entendí por qué la sentencia C-355, que mantiene la prohibición para prácticamente la totalidad de los casos reales de aborto, se presenta como un cambio significativo. Dejé de sentirme despistado y aguafiestas al releer una columna de Carolina Sanín sobre esa “equívoca concesión”, escrita cuando la caverna intentó tumbarla: “el principio mismo de “casos de excepción”, me parece inconducente a un reconocimiento de los derechos reproductivos y sexuales de las mujeres… La mujer sigue sin tener el derecho de elegir, y la potestad pasa de manos del legislador a las del médico”.


La absurda cifra de 400 mil abortos clandestinos anuales –incoherente con la pretensión de que ya no es delito- sólo ha servido para que la oposición declare luto por “la muerte de más de 4 millones de colombianos que hubieran podido nacer”. El misterio de partidarios de legalizar el aborto festejando que siga prohibido es tan inexpugnable como el desacierto político de ignorar la “resistencia civil” espontánea que impidió una judicialización. La beneficiaria de esa despenalización, informal pero contundente, critica a la Fiscalía por aprovechar “una historia tan personal para violentar mi integridad como mujer”. ¿Cómo no se le saca partido a ese Sabinazo, ni a la reversa en la investigación, con disculpas de los sabuesos, pero sí se celebra el décimo aniversario de una jurisprudencia tibia, timorata y tan conservadora como la ley que cayó por referendo en Portugal?


Colprensa (2016) "“La Fiscalía violentó mi integridad como mujer”: Carolina Sabino". El Colombiano, Mayo 4

EE (2016). "Florence Thomas habla sobre los diez años de la despenalización del aborto". El Espectador, Mayo 5

Express (2007). "Le Portugal dit oui à l'avortement". L'Express, Fév 12

Gonçalves, Cátia (2011). "La politique de l’avortement au Portugal". Sozialpolitik, April

LM (2007). "Légalisation de l'avortement au Portugal : victoire du "oui"". Le Monde,  Fév 12

Natali, Joao Batista (2004). "Portugal absolve 17 em processo de aborto". Folha de Sao PauloFev 18

PM (2007). "Référendum sur l'avortement au Portugal". Portugal Manía


Ramos, David (2016). “Día de luto: Se cumplen 10 años de despenalización del aborto en Colombia” Aciprensa

Rubio, Mauricio (2016). "El mito de los 400 mil abortos en Colombia". Revista de Economía Institucional, Vol 17 Nº 33

Sanín, Carolina (2011). "Una sentencia sin principio". El Espectador, Oct 23

SVSS (sf) "Après de longues années de lutte, le régime du délai est substitué à la loi restrictive sur l'avortement.". SVSS POur le droit au Libre Choix




martes, 14 de junio de 2016

I am hispanic, and gay

Publicado en El Espectador, Junio 16 de 2016





REFERENCIAS

Blinder, Alan, Jack Healy and Richard a. Oppel (2016) “Omar Mateen: From Early Promise to F.B.I. Surveillance”. The New York Times, Jun 12

Cauterucci, Christina (2016). “How Queers Are Using Joy to Heal After Orlando”. SlateJune 13

LM (2016). "Obama et le FBI convaincus que le tueur d’Orlando a été « radicalisé » sur Internet". Le Monde, Juin 13

Martínez, Juliana (2013). “El asesino de Orlando no era un monstruo”. Sentiido, Junio 13

Nawaz, Maajid (2016). "Admit It: These Terrorists Are Muslims". The Daily Beast, Jun 14

Pereda, Cristina (2016). “Una tragedia en el primer aniversario de la igualdad de derechos en Estados Unidos”. El PaísJun 13


Prévôt, Olivier (2016). "Attentat d’Orlando: Omar les a tués. Une brève histoire moderne de l’homosexualité". Causeur, Juin 15


Rojas, Nicole (2015). “Isis in Iraq: New images show men thrown head first from buildings for being gay”. Ibtimes, July 1

Ruiz-Navarro, Catalina (2016). “La masacre que puso en jaque todos nuestros prejuicios”. Univisión,  Junio 14

lunes, 6 de junio de 2016

El lunar de la adopción gay

Publicado en El Espectador, Junio 9 de 2016
Columna después de los memes






El debate sobre adopción igualitaria en Colombia fue tan pobre que ignoró los vientres de alquiler.

Quienes atacan la jurisprudencia se espantan con una pareja gay, mientras la militancia tapa cualquier inconveniente. Son historias de horror contra cuentos de hadas que silencian el abismo entre la adopción lesbiana y la gay, menospeciando la maternidad. Desde Darwin se conocen, en todas las especies, estrategias evolutivas basadas en la selección por parentesco. Hace medio siglo, la “regla de Hamilton” en biología postuló que el altruísmo depende de la cercanía genética, desde hormigas hasta seres humanos; el vínculo primordial, incontestable, es el maternal. Ante estas realidades de la evolución, sumadas a la importancia que diferentes culturas, sistemas legales y disciplinas le reconocen a la madre, el activismo pretende que esa presencia es inocua para la crianza. Encima, queda flotando la idea de que contratar una gestante para quitarle el hijo es una nimiedad compensable con dinero.

La procreación asistida ya permite adopciones sofisticadas, y escabrosas: óvulos premium, escogidos a la carta, bien remunerados –hasta cien mil dólares si es de una universitaria “inteligente, atlética, alta y rubia”- fecundados in vitro y luego implantados en un vientre alquilado en tierras lejanas donde una pobre mujer, que ya ni transmite sus genes, no importunará al arrepentirse de haber vendido parte de sí, su embarazo, ese complejo proceso físiológico, hormonal y psicológico que se sabe genera estrechos vínculos; aceptará alguna retribución, colosal para ella, irrisoria para quien adopta pagando. Con retórica progresista se impulsó la utilización del cuerpo de mujeres marginadas en beneficio de una élite transnacional. La esencia de ese mercado la ilustró en 2015 un grupo de gais israelíes: ante la prohibición para alquilar vientres en su país, habían viajado al Nepal; tras el terremoto, fueron evacuados por su gobierno con sus bebés, dejando en medio del desastre a las madres subrogadas, incluso algunas hindúes que habían sido llevadas allá por agencias de adopción. Úsalas y despreocúpate, parece ser el lema.

“Las formas antiguas de esclavitud y servidumbre nos indignan. Pero, extraño fenómeno, que los cuerpos femeninos sean parte de un mercado y se vuelvan mercancía nos deja tranquilos”, anota Sylviane Agacinski, filósofa francesa, socialista y feminista, orgullosa de que su país prohíba lo que nuestros insignes magistrados, congresistas, fundamentalistas del derecho y militantes no se han dignado debatir. Ni siquiera han reflexionado sobre ese arreglo que algunos, con arrogancia, decretan irrelevante.

Cuando señalé que la adopción gay incrementaría la demanda por madres sustitutas, Rodrigo Uprimny replicó que estaba equivocado pues el problema “existe también para parejas heterosexuales. La adopción igualitaria y el alquiler de vientres son claramente diferenciables… Es un tema difícil; no lo he estudiado suficientemente”. Para valorar este planteamiento, basta pensar en otro escenario, el transporte urbano, e imaginar un vendedor de buses diesel que propone esa opción para renovar el parque existente. Ante la protesta ambientalista por las emisiones, el astuto promotor responde que él de carbono negro no sabe, pero como hay taxis, vehículos particulares y tractomulas que también usan ese combustible, la objeción es irrelevante; sus autobuses contaminantes pueden circular sin problema.

La falta de regulación del alquiler de vientres por parejas heterosexuales no disculpa haber impulsado sin discusión otra fuente de demanda por esa manera de tener hijos. El descache de Uprimny refleja el nivel del debate, y muestra los riesgos de reformas sin controversia política, presionadas por militantes aliados con académicos en quienes prima la defensa de su clientela particular sobre la consideración de todas las partes afectadas y el interés públlico.

Una activista anota que, con homosexuales, "los hijos adoptados, siempre, son hijos deseados". Las ganas de ser padre -mejor biológico, por la “regla de Hamilton”- pueden ser tan intensas que conlleven alta disponibilidad a pagar, desde cualquier lugar del mundo: el mercado es global. Las restricciones en muchos países aumentaron la presión sobre aquellos con “laisser faire”, insólitamente respaldado en Colombia por intervencionistas convencidos. Qué hipócrita el argumento de que se aliviará la sobre oferta de menores abandonados en el país, provocada por un arranque de legalismo hamiltoniano de la Corte Constitucional: “indagar hasta el sexto grado de consanguinidad por algún familiar dispuesto a quedarse con un niño” antes de darlo en adopción.


La demanda -gay, heterosexual, monoparental- por madres subrogadas es sólida internacionalmente. Aprobar la adopción igualitaria, sin regulación, ni un mínimo diagnóstico sobre los riesgos y costos de las colombianas que alquilan su vientre, es una irresponsabilidad supina. Tal vez los mismos litigantes que celebraron una jurisprudencia que prescinde de estas mujeres, les recomendarán demandar al Estado por permitir que forasteros ricos les compren un hijo para expatriarlo.


REFERENCIAS

Agacinsky, Sylviane (2009). Corps en Miettes. Paris: Flammarion

Caballero, María Cristina (2006) “Spar takes on boom in baby biz. Harvard Business School professor delves into commerce of conception”. Harvard News Office, March 16


Hernández Mora, Salud (2013). “Herodes con toga”. El Tiempo, Junio 8

Kamin, Debra (2015). "Israel Evacuates Surrogate Babies From Nepal but Leaves the Mothers Behind". TimeApr 28

Levin, Joe (2015). “Babies Born To Surrogate Mothers In Nepal For Gay Israeli Couples Flown Out From Nepal To Tel Aviv”. Totpi.comApril 28

Madsen, Elainie et. al. (2010) . “Kinship and altruism: A cross-cultural experimental study”. British Journal of Psychology, Volume 98, Issue 2, pages 339–359, May


Palomino, Sally (2014). “El alquiler de vientres aún no tiene reglas claras en Colombia”. El Tiempo, Sep 6


_______________(2015) "Colombia busca casa para todos sus niños huérfanos", El TiempoNov 13


Ramos, Carlos (2006). "Se busca óvulo de mujer, 5.000 dólares". El País, Abr 2

Rubio, Mauricio (2013). “El meollo de la adopción por parte de parejas gays”. El Espectador, Feb 6

Uprimny, Rodrigo (2013). “Adopción igualitaria y alquiler de vientres”. El Espectador, Mar 16

Uribe Rueda, Nicolás (2013). “La Corte debe rectificar”. El Espectador, Jul 5


Twine, France Winddance (2011). Outsourcing the Womb. Race, Class, and Gestational Surrogay in a Global Market. New York: Routledge