miércoles, 15 de julio de 2015

Zángano o mujeriego, ¿quién es más macho?

Publicado en El Espectador, Julio 16 de 2015
Reproducción de la columna después de las gráficas







                                      Ver al final la metodología para el cálculo del índice




Mi papá murió sin saber hacer un huevo frito pero nunca fue infiel. Tengo amigos muy hacendosos que no han parado de poner cuernos. ¿Cuál machismo es más pernicioso?

Si el criterio fuera minimizar el daño, desprestigiar la infidelidad debería ser prioritario. Los zánganos que no lavan, ni cocinan, ni cuidan niños, dan rabia pero nunca causan los estragos familiares de las aventuras extra maritales cuando se descubren. Más del 60% de las mujeres que se han separado en Colombia lo han hecho por motivo de infidelidad masculina; el “incumplimiento de deberes”, entre los cuales las labores hogareñas son seguramente un rubro menor, apenas alcanza el 18%. Muchas relaciones o matrimonios se rompen por un solo desliz. Sin embargo, un gran caballo de batalla contra el machismo es la repartición de tareas domésticas, mientras los cuernos han sido silenciados, a veces aceptados como conducta progresista.

Los feminicidios, la violencia de pareja, la tendencia a celar, encerrar y sabotearles estudio o trabajo a las mujeres tienen mucho más que ver con mantener la brecha en los privilegios sexuales, que con quien hace qué en la casa. 

Una encuesta reciente a universitarias bogotanas muestra la desproporción entre la infidelidad masculina y la femenina en la generación anterior. En sus familias el “nunca fue infiel” es un atributo más femenino (87%) que masculino (48%). Una de cada cinco estudiantes creció en un hogar con papá mujeriego y mamá que no puso los cuernos. Para sorpresa de cualquier darwinista, o jeque, en la muestra esta manifestación patriarcal es más común en el estrato bajo.

La infidelidad desequilibrada tiene varios efectos sobre las hijas. Multiplica por más de dos la probabilidad de sexualidad precoz. Las estudiantes que la vivieron también tienen más chances de ser muy bebedoras, y de estar extremadamente pendientes de su apariencia personal. Ahí cabrían especulaciones psicoanalíticas sin olvidar que estas son universitarias para quienes el machismo no afectó la educación. 

Además, se perciben huellas ideológicas y políticas: la infidelidad paternal se asocia con que la estudiante se defina totalmente de izquierda y esté muy vinculada a organizaciones feministas. Esta extraña relación admite al menos dos explicaciones. Uno, que la asimetría genera una reacción ante la injusticia que lleva a un deseo de cambiar el mundo militando o dos, si se supone que la orientación política se transmite entre generaciones, que el patrón de hombre mujeriego con mujer fiel es común en la izquierda. Hay ejemplos de ambos escenarios. Simone de Beauvoir tal vez no habría escrito El Segundo Sexo si como adolescente no hubiera sufrido la afición de su papá a las esposas de los amigos y luego a los burdeles. Los mujeriegos de izquierda con esposas amorosas que los aceptan dócilmente incluyen desde amigos mamertos y comandantes del M-19 hasta Dominique Strauss-Kahn, cuyos últimos escándalos podrían marcar el inicio de una era menos tolerante.

El desequilibrio de tareas en el hogar, muy común, tiene menos consecuencias. Con la misma encuesta a estudiantes, un indicador de ese machismo basado en variables como quien era responsable en la casa de la limpieza, el lavado, la cocina, el cuidado de niños o el manejo de cuentas no se asocia con la sexualidad precoz, ni el trago, ni otras conductas problemáticas. Con las ideas de izquierda no aparece ninguna relación, lo que sugiere que los papás que no mueven un dedo en la casa están repartidos en todo el espectro político. 

Contra las predicciones culturalistas, se observa una asociación positiva entre el machismo en las labores domésticas y la percepción que tienen las estudiantes sobre su inteligencia, capacidad de trabajo, desempeño académico y aún las notas en la universidad. Como lo ilustran muchos testimonios, desde Gisèle Hamini hasta Mafalda, una madre hogareña puede incentivar en sus hijas el deseo de estudiar y prepararse para evitar ese tipo de vida. La observación anterior no es una sugerencia para aplicar esa vacuna, pero sí para matizar la idea de condena ineludible y ajustar las prioridades, centrándose en los machismos con secuelas graves, como atentar contra la educación o el equilibrio emocional. Mientras el papá no viva de juerga gastándose las matrículas, con la fiel esposa esperándolo para calentarle la comida cuando llegue borracho, la repartición desequilibrada de tareas domésticas es un mal menor que tiene arreglo sin intervención externa. 


REFERENCIAS
Caricaturas adaptadas de:
Dubuisson, Marc y  Pauline Perrolet  (2010). Le Sexe Fort est en Péril. Paris: Hachette


EDG (2015) “Encuesta de Discriminación por Género”. Bogotá, Universidad Externado de Colombia

El dato del 60% de mujeres separadas motivo infidelidad masculina  y el 18% por "incumplimiento de deberes" se tomó de 
ENDS (2010). Encuesta Nacional de Demografía y Salud. Profamilia

Seymour- Jones, Carole (2008). A Dangerous Liaison.  London: Random House


LA ENCUESTA

La encuesta EDG se realizó entre Mayo y Junio de 2015 con los estudiantes del curso de Análisis Económico del Derecho (AED), en la Facultad de Economía de la Universidad Externado de Colombia. Aquí se pueden ver los formularios –uno para mujeres y otro para hombres- que se colgaron en internet para que los diligenciaran, de manera privada y anónima, estudiantes del Externado y de otras universidades bogotanas. La encuesta la respondieron finalmente 497 mujeres y 337 hombres.

Para la elaboración del formulario de la encuesta, los estudiantes del curso de AED realizaron previamente una serie de entrevistas con las que se identificaron y definieron los incidentes que finalmente se incluyeron en el formulario.

El “link” a la encuesta se envió luego a las universidades en las que tengo algún contacto. Participaron en Bogotá, fuera del Externado, Los Andes, la Javeriana, el Rosario, la Tadeo y la Nacional.

El análisis de los resultados será publicado como Documento de Trabajo de la Facultad de Economía del Externado y utilizado como material de ese curso y como base para ejercicios similares posteriores.


Agradezco la participación en este proyecto de los siguientes estudiantes de Economía del Externado: Andrea García, Angelica Niño, Blayer Giraldo, Camila Camaño, Camila Parra, Carolina Ulloa, Daniel Ospina, Juan Pablo Monroy, Julio César Daly, Laura Delgado, Leonardo Quintana, Luisa Sarmiento, Manuel Caro, Manuela Acosta, Michael Rivera, Natalia Reina, Nicolás Mesa, Orlando Romero, Paula Martínez, Santiago Plata y Sebastián Moscoso.

También agradezco la colaboración en difundir el link a Ana María Ibañez, Juan Camilo Cárdenas, Javier Forero, Jaime Tenjo y Patricia Montañez.



METODOLOGÍA PARA EL CÁLCULO 
DEL ÍNDICE DE MACHISMO

El índice de machismo de tareas domésticas es el primer componente principal , normalizado para que sus valores estén entre 0 y 10, de las siguientes variables de la encuesta EDG: 

4. Tareas y responsabilidades en la casa
Para cada una de las tareas califique, en una escala de 1 (ninguna) hasta 5 (total) cual era la responsabilidad de su mamá, o la figura femenina de su casa, para hacerla directamente, o supervisarla si hecha por alguien de fuera de la casa. (5 se considera muy machista en 41, 42, 44 y 46 y muy poco machista en 43 y 45)

41. Aseo, limpieza de la casa, lavado de ropa.

42. Cocina

43. Mantenimiento de vehículos. Arreglos de aparatos, electricidad o plomería. Obras y reformas

44. Manejo de los gastos corrientes (arriendo o cuota hipotecaria, servicios, mercado, matrículas...)

45. Decisiones de inversión (compra de carro, casa, acciones o participaciónes...)

46. Cuidado de los hijos, supervisión de tareas escolares