miércoles, 25 de febrero de 2015

Adopción para lesbianas, no para gays

Publicado en El Espectador, Febrero 26 de 2015












REFERENCIAS

Daly, Martin & Margo Wilson (1988). Homicide. New York: Aldine de Gruyer

Diamond, Lisa (2005). "What we got wrong about sexual identity development". Versión Digital

Diamond, Lisa (2008). "Female Bisexuality From Adolescence to Adulthood: Results From a 10-Year Longitudinal Study". Develpmental Psychology, Vol 44, Nº 1, 5-14. Versión Digital

Hrdy, Sarah (1999). Mother Nature. Natural Selection & The Female of the Species. London: Chatto & Windus

Hrdy, Sarah (2009). Mothers and Others. The Evolutionary Origins of Mutual Understanding. Harvard University Press

Paplau, Letitia (2003). "Human Sexuality: How Do Men and  Women Differ?". Current Directions in Psychological Science, Versión Digital

Robinson, Russell (2011). "Masculinity as Prison: Sexual Identity, Race, and Incarceration". 99 Cal. L. Rev. 1309, Versión Digital

miércoles, 18 de febrero de 2015

Oscar Wilde, la cortesana y la homofobia de Gerlein

Publicado en El Espectador, Febrero 19 de 2015







REFERENCIAS

Chalon, Jean (1994). Liane de Pougy. Courtisane, princesse et sainte. Paris: Flammarion

Linder,  Douglas (sf) “The Trials of Oscar Wilde: An Account”. University of Missouri Kansas City, UMKC School of Law

FRA (2012). “Survey data explorer - LGBT Survey 2012”. European Union Agency for Fundamental Rights

Pandora (2014). “Liane de Pougy, un chef-d’oeuvre libertin”. Marzo 2014

jueves, 12 de febrero de 2015

La abogada feminista que enfrentó al ejército

Publicado en El Espectador, Febrero 12 de 2015
Columna después de los memes





Una joven de 21 años, contacto de un grupo rebelde, fue detenida, torturada y violada con una botella por militares.

En 1960, plena guerra de Argelia, muchos pensaron que como Djamila Boupacha quedó viva no le ocurrió nada grave. “Creí que la habían sentado sobre la botella, como se hacía en Indochina; en esos casos se perforan los intestinos y la persona muere, pero aquí no pasó eso”, comentó fresco un magistrado. La defensa de la militante acusada por el ejército francés la asumió una abogada tunecina radicada en Paris, Gisèle Halimi. Se interesó por el expediente de la joven que confesaba su intención de poner una bomba, exponía sus razones -“soy agente del FLN y moriría por la independencia de Argelia”- y al final agregaba: “solicito un examen médico. Fui torturada”.

La defensora buscó que Djamila reconstruyera con precisión el incidente. “Eran unos bárbaros, se reían, me escupían la cerveza que tomaban, me pegaban cables eléctricos en los senos”. Dudó hablar de la botella pero su abogada insistió. En el libro que escribió después con Simone de Beauvoir, Gisèle recuerda que “tenía miedo de anotar mal el número de cicatrices, el tiempo de detención, el nombre del oficial. La acumulación de detalles era nuestro único chance. Poco a poco había descubierto la intolerable verdad del asunto. No era un caso banal. La cólera y la vergüenza me invadían. Había habido, otra vez, un crimen. Y ese crimen era particularmente atroz e inexcusable. Los jueces deberían estar informados. Y no sólo los jueces. Francia entera debía saberlo. Interrumpí a Djamila y le dije: los denunciaremos. Los obligaremos a abrir una investigación. Tendremos que gritar muy fuerte”.

A pesar de la oposición militar, Gisèle logró que el caso fuera trasladado a Francia y que un juez de instrucción investigara al ejército por las torturas. Djamila identificó en foto a sus verdugos pero el establecimiento castrense se negó a dar sus nombres, para no afectar la moral de la tropa. Gisèle denunció penalmente por encubrimiento al ministro y a un general en Argelia. Su indignación con un ultraje específico inadmisible, no un deseo vago de cambiar el mundo, movilizó intelectuales y diversos sectores de opinión en varios países, que manifestaron contra el ejército francés e influyeron en los acuerdos de Evian que pusieron fin a la confrontación con una amnistía favorable al FLN. Este juicio marcó un quiebre en la defensa de los derechos humanos en el mundo. Posteriormente Gisèle presidió la comisión del tribunal Russel que investigó los crímenes de guerra en Vietnam.

El feminismo espontáneo y pragmático de Gisèle se manifestó temprano: a los 13 años logró con una huelga de hambre no tenderle más la cama a sus hermanos. Entendió que si quería evitar el destino de su mamá, que no se sentaba a la mesa por atender a los hombres de la casa, debería estudiar. Sus victorias no se limitaron a poner en aprietos al ejército. La defensa que hizo de una mujer que ayudó a abortar a su hija violada fue un preámbulo a la legalización de esa práctica en Francia: inspiró a Simone Veil para la redacción del proyecto de ley y la histórica defensa ante el parlamento. Gisèle fue una de las firmantes del Manifiesto de las 343 “salopes” que declararon haber abortado. Su caso fue peculiar: como litigante en Túnez, había asistido a una audiencia con una sonda dentro del cuerpo. Se desmayó y al volver en sí pensó en la ironía de incumplir la ley defendiendo unos condenados a muerte. En 1978 ganó el juicio iniciado por dos jóvenes belgas violadas por tres hombres cerca de Marsella. Hasta entonces las violaciones no se condenaban bajo la disculpa de que las víctimas provocaban a sus atacantes. En 1980 se aprobó la ley que convirtió la violación en un crimen grave. Entre sus varios libros está una novela basada en Dihya Kahina la heroína berebere que en el siglo VII se opuso a la expansión musulmana.

Casi con noventa años, sigue siendo una mujer modesta, alegre, sensible y con gran sentido del humor. No guarda rencores. Ni siquiera con su madre, quien al cuidarle los hijos les machacaba que su progenitora prefería defender árabes en lugar de quedarse con ellos en la casa. Es incomprensible que Gisèle Halimi no sea una figura mundialmente reconocida del feminismo, y esté opacada por académicas amargadas con la historia de la humanidad, enfrascadas en debates bizantinos y sosteniendo doctrinas a espaldas de la ciencia.  

REFERENCIAS

De Beauvoir, Simone et Gisèle Halimi (1991). Djamila Boupacha. Paris: Gallimard

Onfray (2014) “Procès du viol - histoire du crime”, Marzo 8

Vigarello G. et J.-N. Jeanneney (2013). “Histoire de la complaisance sociale à l'égard du viol”. L’OBS, Janvier


miércoles, 4 de febrero de 2015

La izquierda, los ricos y los impuestos

Publicado en El Espectador, Febrero 5 de 2015
Columna después de las gráficas






Fuera de la molestia con Charlie Hebdo, las distintas facciones de la izquierda colombiana comparten la tirria contra los ricos. 


Los capitalistas evaden impuestos, heredaron todo, son insensibles, furibistas, depredadores, financiaron paras, compran periodistas, sobornan políticos y forman carteles. La caricatura es burda, salvo en el punto complejo y poco debatido de la tributación. Excluyendo algunos tecnócratas, a la colcha de retazos tributaria nadie le mete el diente. La izquierda no domina el tema, y menos con una visión global. Persiste la visión del rico avaro que debe cubrir sin chistar el déficit fiscal. Aduciendo corrupción y despilfarro, muchos ricos se dedicaron a obtener exenciones y decidir cuánto pagan con "planeación tributaria". Ante la informalidad y la baja capacidad represiva se aumentan las tasas nominales, sancionando a los que sí pagan. Paradójicamente, el bajo recaudo se da con un aumento absurdo de demandas al fisco, para que respondan los McPato. La izquierda casi se regodea con las indemnizaciones a cargo del erario y preguntar quien asumirá el costo de algún derecho es una ofensa neoliberal. No hay prioridades, toca gastar sin condiciones: becas con requisitos son trampas que los beneficiarios deberían rechazar indignados. El Estado Social de Derecho es magnánimo y con recursos ilimitados.  Como Europa socialista en crisis, pero sin los euros. 


La reforma rural habanera trae una perla que ilustra esa irresponsabilidad fiscal que refuerza la evasión: "el Gobierno se compromete a asegurar la financiación de todos los compromisos derivados del presente acuerdo. Y faltan las víctimas. Unos pocos funcionarios herméticos nombrados a dedo podrían comprometer gasto público por años, pero eso no incomoda.


Lograr que los ricos tributen más para aliviar la carga sobre la clase media es una preocupación mundial: el capital ya escoge dónde y cuánto tributar. Aún así, persisten un par de ventajas de los ricos, adicionales a los pocos impuestos que pagan. Exceptuando ciertas actividades extractivas o especulativas y concesiones grotescas como las zonas francas, el dinero invertido por un rico tiene un efecto socialmente benéfico. Existen divergencias en cuanto al monto pero no sobre el hecho que la inversión financia innovación que revierte en provecho de todos. Dean Baker, economista de izquierda, estima que por cada dólar invertido la sociedad recibe cinco. Al lado de sus beneficios sociales, las ganancias de empresas como Google, Twitter o Facebook son una chichigua. 


En Colombia, con recurrentes quejas contra los operadores de celular, es preferible tenerlos a que se vayan. Cuando no hay ricos, como en Cuba, la izquierda más rancia sueña que lleguen. William Ospina dicta su lista de opciones y condiciones para que alguien invierta en la isla. Ilustra bien la peculiar relación que la izquierda pretende mantener con los ricos: "nosotros definimos en qué gastar y ustedes pagan". 


Los ricos dan ejemplo para que la juventud tome riesgos buscando enriquecerse. Si no es criminal, ese apetito de riquezagenera desarrollo, incluso en la China comunista. Faltan jóvenes franceses que quieran hacerse multimillonariosseñaló hace poco un ministro socialista. Tiene razón cuando la alternativa del político o servidor público como guía es cada vez más escasa y menos ejemplar. El efecto demostración es insuficiente para aliviar la pobreza y la desigualdad, pero cualquier esfuerzo redistributivo necesita ricos que paguen impuestos. 


Mecenazgo y filantropía escasean en Colombia. Es tal vez otra consecuencia del discurso de la izquierda, que aún no define unos ricos "deseables diferentes de amigos y familiares. Las donaciones responden a la zanahoria pero no al garrote y hacia allá debería evolucionar la estrategia política y tributaria con los ricos, más de reconocimiento y cooperación que de desprecio y confrontación. Dialogar es útil no sólo con la guerrilla. La izquierda parece más dispuesta a "construir país" con unos comandantes secuestradores que con empresarios evasores o hasta con quienes han pagado sus impuestos, algunos rescates, y financiarán la paz sin que su opinión cuente mucho.


No es casualidad que los grandes filántropos sean gringos. Allá también tributan a regañadientes, sabotean el gasto social y la desigualdad es enorme, pero los ricos son apreciados, hasta admirados, y algunos responden. Como saben de impuestos, deben sonreír con el idealismo de Piketty, izquierdista ingenuo que propone gravar más los capitales en una economía globalizada, con paraísos fiscales, competencia internacional por inversionistas y sin soberano universal que obligue a tributar. Aumentarles los impuestos a los ricos ha sido una preocupación tan ancestral como la agricultura o el comercio. El arte es saber cobrarlos, sobre todo en un mundo sin fronteras.



Davidson, Adan (2012) "The Purpose of Spectacular Wealth, According to a Spectacularly Wealthy Guy" . The New York Times, May 1

Ospina, Willam (2015). "Las ganancias de Cuba". El Espectador, Enero 4