miércoles, 14 de agosto de 2013

La comandante quiteña del M-19

Publicado en El Espectador, Agosto 14 de 2013

La muerte del teniente ecuatoriano en un enfrentamiento fronterizo con las FARC es una manifestación más del largo desbordamiento del conflicto al vecino país. Alfaro Vive Carajo fue un clon del M-19 que operó allí entre 1980 y 1991. 


De origen urbano, con líderes universitarios de clase alta -autocalificados democráticos, nacionalistas y antiimperialistas- robaron la espada del general Eloy Alfaro, montaron audaces golpes espectáculo y con la asesoría de los colombianos introdujeron  en el Ecuador los secuestros de impacto. 


Santiago Kingman, uno de los fundadores, era profesor universitario en Quito y hacía parte del M-19. Con 27 años se consideraba el viejo del grupo. Patricia Peñaherrera, su novia, fue invitada casi adolescente  a guerrear en Colombia. Llegó a ser jefe de las fuerzas especiales del Eme. “En esa escuela yo hice una especialización que me costó casi mi personalidad”.  


La principal actividad de ese grupo élite era la toma de unidades militares del ejército colombiano. “Nos infiltrábamos ocho o diez personas en un cuartel y lo atacábamos desde adentro, utilizando técnicas vietnamitas”. En la última que participó y resultó herida  “entramos a que todos se mueran, el aniquilamiento total le llamaban ellos. Y eso es un combate muy duro, muy doloroso, porque cuando llegas las personas reaccionan, ellos también están formados para reaccionar militarmente con fusiles, granadas, explosivos y eso se volvió algo terrible, un incendio, volaban los techos, las sillas, las camas, las personas. Sí, tengo el recuerdo de que es como un infierno ... creo que un ser humano no está capacitado para vivir la guerra así”.


A pesar de los golpes que les diera el gobierno de Febres Cordero, los alfaros resistieron hasta la presidencia de Rodrigo Borja, socialdemócrata con el que negociaron la entrega de armas y un acuerdo de paz. 


Recientemente la periodista Isabel Dávalos hizo un documental sobre el grupo. Entrevistó a varios de sus integrantes reinsertados y aburguesados. A pesar de mantener vivo el interés por la política, tienen una percepción de su pasado radicalmente distinta a la que lograron aclimatar los ex combatientes colombianos en cuyos testimonios es bien precaria la conciencia de que causaron más daño que beneficios. 


En los ecuatorianos es transparente la impresión de que se trató de una locura juvenil.  “Los Alfaro pueden pensar haber sido un símbolo de bacanería … La aventura no es solamente que te vas a dar bala sino que te estás arriesgando en grupo entre una gallada y estás compartiendo intensamente eso que estás haciendo” anota Kingman con una fotografía de Pizarro y Navarro en el fondo. Nada que ver con el tono heroico y trascendental de los ex M-19  al relatar, con escaso arrepentimiento, su lucha armada. Todo lo que hicieron, insisten, fue por la paz. Una pretensión incongruente con una acción como la que traumatizó a la Peñaherrera.  


Es lamentable que el ejemplo para las FARC sean combatientes-intelectuales arrogantes y no gente capaz de arrepentirse. Como la de Alfaro Vive, ¡carajo! 



REFERENCIAS

Dávalos, Isabel (2007). "¡Alfaro Vive Carajo! Del sueño al caos". Documental







"M-19 capacitó a alfaristas y participó en sus asaltos", El Universo, Junio 20, 2010. Versión Digital

"Alfaro Vive Carajo", Expedientes Ecuador